“La televisión puede ser un magnífico instrumento docente”, informa The New York Times. Sin embargo, es bien sabido que el “pasar horas sentado pasivamente enfrente de la televisión afecta el cuerpo y la mente de los niños” ¿De qué maneras les afecta?
Pues, una manera en que afecta es a los niños les roba oportunidades de desarrollar su creatividad, así como la capacidad de aprender y de relacionarse con otras personas, este es un gran problema en la actualidad.
Tras estudiar los hábitos de televisión de 2.500 niños, investigadores del Hospital de Niños de Seattle (Washington, Estados Unidos) “encontraron que cuanto más veían la televisión los pequeños de uno a tres años de edad, mayor era el riesgo de que padecieran trastornos de atención cuando tuvieran siete años”.
Se ha comprobado también que entre los niños que estos eran cada vez más agresivos e impacientes, y tenían poca capacidad de concentración. La verdad es que muchos padres de niños con trastorno por déficit de atención han visto mejoras cuando controlan la cantidad de tiempo que estos dedican a la televisión.
Como ayudar a sus hijos a no ver tanta televisión
Según el informe, ¿qué pueden hacer los padres para reducir el tiempo que sus hijos pasan mirando la televisión? Veamos algunas de sus recomendaciones que han sido útiles en algunos casos.
Primero, que les impongan límites respecto a cuándo y por cuánto tiempo pueden ver la televisión cada día. Segundo, que no la usen como niñera, más bien que les asignen tareas en el hogar al grado posible.
Tercero, que escojan los programas que pueden ver y apaguen la televisión al terminar dichos programas. Cuarto, siempre que sea posible, que vean los programas con sus hijos y hablen sobre lo que ven.
Finalmente, que los padres limiten el tiempo que ellos mismos ven la televisión. La mejor manera de enseñar es con el ejemplo y si los padres mismos no controlan el tiempo que dedican a ver televisión difícilmente los niños lo harán.
Buscar métodos alternativos
Cultivar la creatividad y las habilidades sociales de los hijos requiere tiempo, determinación y autodisciplina. Pero los beneficios bien valen la pena, como lo atestigua un antiguo proverbio que dice: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él” (Proverbios 22:6).
Una parte fundamental de dicha educación es enseñar a los pequeños buenos valores morales, mejorar sus hábitos de comprensión y capacidades de percibir las cosas.
La lectura es un maravilloso hábito que puede cultivar aún en la infancia. Leer junto a sus hijos es una actividad que nos padres han comprobado que es muy buena pues les ayuda a ser más discernidores y comunicativos.
Mientras están jóvenes se pueden desarrollar habilidades físicas también, pues se puede observar si tienen inclinación hacia algún oficio. Algunos cerrajeros de experiencia cuentan que desde muy pequeños tenían inclinaciones a ese oficio, el secreto está en saber estimular esas capacidades.
Las actividades al aire libre en familia sin maneras excelentes de compartir y favorecer a la comunicación con los hijos. Manejar bicicleta, estimularlos a algún deporte es también una excelente manera de ayudarlos.